miércoles, 31 de marzo de 2010

Educación Artística y posmodenidad

1er Texto.
Lágrimas en la lluvia.

Continúa con el debate anterior pero con una estructura más amena, una conversación pero que clarifica mejor que los otros textos diferentes características, para no redundar mucho voy a citar las que no he nombrado anteriormente:
- Es mejor hablar de posmodernidades en vez de posmodernidad ya que atiende a muchas más lecturas e interpretaciones.
- Aparición de nuevos retos culturales como serían: la revolución cognitiva y su influencia en las ciencias sociales; las nuevas tecnologías dentro del sistema de vida humano de manera integral y generalizada; y, nuevos avances en la investigación pedagógica.
- La problemática cognitiva consistiría en la incapacidad de la epistemológica moderna para contemplar lo individual y la diferencia.

Es importante también el comentario sobre la Cultura visual como forma de afrontar la Educación Artística. La Cultura visual insiste en conocer la existencia alternativa pero no ignora el inestable y variado flujo sociocultural. Sus principales bases son:
-No adoptar una postura unívoca.
-Sustituir la idea de asignatura o materia por “perspectiva de estudio”.
-Pasar de un currículo de certezas a uno de incertidumbres.
-Destacar que la imagen no es lo que se percibe, sino el reflejo de una realidad básica, enmascarada y convertida en un simulacro.

2do Texto.
Pedagogía crítica y educación artística.

Este segundo texto expone la otra alternativa en Educación Artística posmoderna a parte del estudio de la Cultura visual, y es la Pedagogía Crítica. Su principal base es el compromiso social, para ello se interesa en crear individuos críticos, independientes, educar en la desconfianza y la duda a lo establecido, no crear espectadores sino sujetos activos del mundo en el que viven y que, además, su actividad pueda servir para mejorar y cambiar ciertas cosas. Aunque es una forma de afrontar cualquier tipo de educación es evidente que la Educación Artística es de las más válidas para este propósito.
Pero finaliza el texto comentando que no sólo el estudiante tiene que ser crítico, el educador también tiene que serlo, además de autocrítico y de estar comprometido con todo el proceso educativo.

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